Tawfīq
al-Ḥakīm: De la noche a la mañana. Trad. Joaquín Vallvé
Bermejo. En Teatro, La gente de la caverna y tres piezas en un
acto. La casa de las hormigas; De la noche a la mañana; El canto de
la muerte. Varios traductores. Madrid 1963. Instituto Hispano
Árabe de Cultura. Colección de autores árabes contemporáneos, n.
2
1-
Biografía; el contexto
2-
De la noche a la mañana: composición y contenidos esenciales
3.
Elementos estructurales del texto y personajes
4.
Tawfīq al-Ḥakīm y Chéjov
5-
De la noche a la mañana y la anti-política de hoy
1-
Biografía; el contexto
Tawfīq
al-Ḥakīm (Alejandría 1898 – El Cairo, 1987), fue hijo de un
juez. Empezó estudios de Derecho en París pero los abandonó unos
años después. Conoció el teatro europeo, sobre todo, aunque no
sólo, el francés.
Su padre
lo obligó a volver a Egipto y, un tiempo después, él se trasladó
a El Cairo. Tuvo cargos institucionales en el Ministerio de Educación
y luego en el Ministerio de Asuntos Sociales. En 1951 fue nombrado
director de la Biblioteca Nacional Egipcia. Luego, desempeñó
un papel relevante en el Consejo Superior de las Artes y Humanidades
y se convirtió en Representante Permanente de la UNESCO en París.
Fue uno de
los escritores más destacados de la literatura árabe moderna.
Escribió mucho: novelas – entre ellas el Diario de un fiscal
rural-, una autobiografía y decenas de obras teatrales. Fue el
verdadero fundador del teatro egipcio y el autor dramático más
importante del mundo árabe. Su escritura teatral abarca obras de
orientación realista y fantástica, con aperturas a la metafísica.
La actividad literaria de Tawfīq al-Ḥakīm siempre estuvo unida al compromiso social y político para la transformación de la sociedad egipcia, su modernización y la lucha contra los graves prejuicios que causaban atraso y sufrimiento.
La actividad literaria de Tawfīq al-Ḥakīm siempre estuvo unida al compromiso social y político para la transformación de la sociedad egipcia, su modernización y la lucha contra los graves prejuicios que causaban atraso y sufrimiento.
El escritor vivió los acontecimientos más importantes del Egipto moderno: la ocupación inglesa, la
concesión
de la primera constitución y la fase de esperanzas de renacimiento;
la revolución que abatió la monarquía y la llegada de Nasser al
poder; la desastrosa Guerra de los Seis Días con Israel; el final de
la experiencia de Nasser, con sus luces y sus sombras; los largos
años de poder de Sadat; el desarrollo de un nuevo integrismo
islámico, duramente reprimido. No fue testigo, sin embargo, de la
caída de la Unión Soviética que tendría importantes repercusiones
en todo Oriente Medio.
A
diferencia de muchos escritores árabes de este periodo, Tawfīq
al-Ḥakīm conoció Europa y su literatura, pero permaneció la
mayor parte de su vida en Egipto y su obra literaria se puede
considerar un “canto” continuo, dramático e intenso, que
acompaña e interpreta el desarrollo de los acontecimientos de su
país durante buena parte del siglo XX.
La estrecha relación con la vida y la atmósfera de su país se encuentra tanto en sus obras consideradas realistas como en las que se consideran simbolistas (realmente, las teorías de los géneros y subgéneros estrictas, presuntamente “objetivas”, impulsadas principalmente por los estructuralistas de diversas matices, a menudo agotan la comprensión profunda de un escritor, son muchas veces etiquetas empobrecedoras1).
La estrecha relación con la vida y la atmósfera de su país se encuentra tanto en sus obras consideradas realistas como en las que se consideran simbolistas (realmente, las teorías de los géneros y subgéneros estrictas, presuntamente “objetivas”, impulsadas principalmente por los estructuralistas de diversas matices, a menudo agotan la comprensión profunda de un escritor, son muchas veces etiquetas empobrecedoras1).
P.
Martínez Montávez pone entre los autores del teatro europeo que
fueron importantes para Tawfīq al-Ḥakīm, además de los
dramaturgos franceses, a Chéjov, Pirandello y Brecht.
El escritor egipcio recoge a la vez incluso aspectos del teatro clásico griego. No por casualidad escribió su Edipo Rey o otros textos que evocan la cultura griega clásica.
El escritor egipcio recoge a la vez incluso aspectos del teatro clásico griego. No por casualidad escribió su Edipo Rey o otros textos que evocan la cultura griega clásica.
2-
De la noche a la mañana: composición y contenidos esenciales
Tawfīq al-Ḥakīm publicó en 1950 el primero volumen de su Teatro de la sociedad, en que incluyó la comedia De la noche a la mañana, escrita en 1946. La pieza pone en escena una historia de oportunismo que concierne a las más altas autoridades como a la pequeña burocracia, a los hombres como a las mujeres, o mejor, a la única mujer que comparece, un personaje totalmente privo de capacidad de pensamientos suyos. El contexto es el de la monarquía egipcia débil y corrupta, que está bajo la influencia del Reino Unido ante de la revolución del 1952.
Hay seis personajes en esta obra de un único acto: el Ministro, el Novio, la Novia, el Secretario, el Ordenanza y el Criado, más un personaje colectivo, constituido por las voces de las personas que aclaman al ministro.
La
historia es bastante sencilla. El Ministro, por un acontecimiento
político que no está especificado, ha sido destituido de su cargo.
Su Secretario se niega a ir a su casa para
despedirse de él, a pesar de que el Ordenanza le comunica que el
Ministro le espera. El empleado quiere prepararse para la llegada
del nuevo Ministro que, según piensa, será seguramente adversario
del que ha caído. Por eso, no quiere demonstrar su proximidad con
el ex-Ministro.
El
Ordenanza introduce en escena a otro personaje, al Novio de la hija
del Ministro depuesto, que está esforzándose por salir de una
angustiosa situación: ha escrito al ex-Ministro, antes de su
destitución, para fijar la fecha de la boda con su hija, la Novia.
Pero cuando se da cuenta de que el Ministro ha perdido su cargo,
considerando que este matrimonio ya no es rentable, se arrepiente de
haber enviado la carta y quiere recuperarla.
El
Secretario, hablando con el Novio, expresa su desprecio y su rabia
hacia el ex-Ministro. Por fin, encuentra el sobre y se lo da al Novio
que lo abre con cuidado y sustituye la carta en la que fijaba la
fecha de la boda con otra en la que anuncia la ruptura del
noviazgo.
Golpe de escena: se sabe de repente que en el nuevo gobierno que acaba de formarse, el Ministro saliente recupera el cargo que tenía antes. Ahora el Secretario tiene que borrar ante al Ministro la mala impresión de su negativa de ir a despedirse y disipar los rumores que, seguramente, han surgido sobre sus expresiones de desprecio e ira contra él. El Novio, por su parte, se encuentra en
Golpe de escena: se sabe de repente que en el nuevo gobierno que acaba de formarse, el Ministro saliente recupera el cargo que tenía antes. Ahora el Secretario tiene que borrar ante al Ministro la mala impresión de su negativa de ir a despedirse y disipar los rumores que, seguramente, han surgido sobre sus expresiones de desprecio e ira contra él. El Novio, por su parte, se encuentra en
el punto
inicial: ahora quiere recuperar la carta en la que comunicaba la
ruptura del compromiso, porque le conviene, de nuevo, casarse con la
hija del Ministro.
Después
de algunas peripecias bastante ridículas, el Novio, con la ayuda del
Secretario, podrá otra vez recuperar la carta y destruirla.
El Secretario parece convencer al Ministro de que él siempre le ha sido fiel y leal, y que no se fue a despedirse de él porque confiaba en su vuelta al poder.
El Secretario parece convencer al Ministro de que él siempre le ha sido fiel y leal, y que no se fue a despedirse de él porque confiaba en su vuelta al poder.
Queda
fijada la fecha de la boda que, sin duda- imagina el espectador - se
celebrará con una gran fiesta.
3. Elementos estructurales significativos del texto y personajes sin drama
3. Elementos estructurales significativos del texto y personajes sin drama
Esta obra
– así como las otras en un acto que he leído de este autor, La
casa de las hormigas y El canto de la muerte – respeta
casi completamente las unidades aristotélicas, concentrando la
acción en algunas horas. De verdad, no hay una unidad de lugar,
porque la acción empieza en la
oficina
donde trabaja el Secretario y en el Segundo Cuadro se desplaza a la
casa del Ministro.
La breve durada de la historia hace que el cambio, el desarrollo y la resolución de las situaciones dramáticas adquieran velocidad y sorprendan no sólo a los espectadores, sino incluso a los personajes, que se adecuan con oportunismo, hipocresía y actitud servil a los giros de la suerte. El mismo título de la obra - De la noche a la mañana - subraya el tiempo breve de la historia y la rapidez del cambio de “viento político”.
Los personajes, tienen rasgos sencillos, son “tipos” - marionetas con una única dimensión -, como los animales parlantes de las fábulas, que representan un único vicio o una única virtud. Obviamente manifiestan su carácter y su mediocre visión de la vida sobre todo por medio de las palabras. No hay contradicciones profundas en ellos, no hay drama: las contradicciones se engendran por los acontecimientos externos, y los personajes intentan – en general con buen éxito, desde su punto de vista – adaptarse a los cambios de la suerte, sin tampoco sospechar que puede haber, más allá de la conveniencia, cuestiones éticas en las actuaciones públicas y privadas: son almejas sin conciencia, que, cuando un fuerte movimiento del mar las desplaza de su escollo, tienen como único objetivo pegarse a otra roca. Estar pegadas a algo es, quizá, su felicidad.
La breve durada de la historia hace que el cambio, el desarrollo y la resolución de las situaciones dramáticas adquieran velocidad y sorprendan no sólo a los espectadores, sino incluso a los personajes, que se adecuan con oportunismo, hipocresía y actitud servil a los giros de la suerte. El mismo título de la obra - De la noche a la mañana - subraya el tiempo breve de la historia y la rapidez del cambio de “viento político”.
Los personajes, tienen rasgos sencillos, son “tipos” - marionetas con una única dimensión -, como los animales parlantes de las fábulas, que representan un único vicio o una única virtud. Obviamente manifiestan su carácter y su mediocre visión de la vida sobre todo por medio de las palabras. No hay contradicciones profundas en ellos, no hay drama: las contradicciones se engendran por los acontecimientos externos, y los personajes intentan – en general con buen éxito, desde su punto de vista – adaptarse a los cambios de la suerte, sin tampoco sospechar que puede haber, más allá de la conveniencia, cuestiones éticas en las actuaciones públicas y privadas: son almejas sin conciencia, que, cuando un fuerte movimiento del mar las desplaza de su escollo, tienen como único objetivo pegarse a otra roca. Estar pegadas a algo es, quizá, su felicidad.
Es
especialmente interesante la escena en que aparecen la Novia, el
Novio y el Ministro, a los que se unen otros personajes.
Hay, en esta parte, momentos en los que la Novia y el Novio hablan a solas. El Novio tiene un comportamiento raro, pero su futuro suegro finge no darse cuenta de sus despropósitos. La Novia espera del Novio una actitud amorosa, al menos formalmente: espera lo que es “normal”, para ella, lo que, en su opinión de pobre chica educada a un sentimentalismo vacío, se usa desde tiempos inmemoriales entre prometidos, mientras que el Novio dedica su atención a los traslados impredecibles de las cartas y después a las llaves del cajón. La Novia manifiesta su perplejidad a través de observaciones muy controladas, que hacen hincapié en los buenos modales.
Hay, en esta parte, momentos en los que la Novia y el Novio hablan a solas. El Novio tiene un comportamiento raro, pero su futuro suegro finge no darse cuenta de sus despropósitos. La Novia espera del Novio una actitud amorosa, al menos formalmente: espera lo que es “normal”, para ella, lo que, en su opinión de pobre chica educada a un sentimentalismo vacío, se usa desde tiempos inmemoriales entre prometidos, mientras que el Novio dedica su atención a los traslados impredecibles de las cartas y después a las llaves del cajón. La Novia manifiesta su perplejidad a través de observaciones muy controladas, que hacen hincapié en los buenos modales.
Leemos el
pasaje de un diálogo entre los novios:
La
Novia ¡Es sorprendente!
El
Novio ¿Qué es lo sorprendente?
La
Novia Lo que estamos hablando. ¡Es curioso! ¿No te das cuenta?
Desde la primera pareja, cualquier novio o novia cuando están a
solas hablan de la luna, de la brisa, de la separación o del
encuentro, pero raramente se le ocurre a ninguno de los dos ponerse
a hablar de cajones y de llaves.
(ob.
cit. p. 201)
Además,
pequeños hechos cómico-grotescos marcan el largo diálogo entre los
tres: el derramamiento del café, por parte del joven angustiado,
sobre la chaqueta del futuro suegro; el intercambio de
consideraciones entre el Ministro y el Novio, sobre el nombre del
perro; el juego infantil de la cuenta en el que el Novio involucra a
la Novia para intentar conseguir su objetivo de obtener la carta; el
perro que se lanza con el llavero en la boca al jardín perseguido
por el Novio... Se trata de una parodia del amor, que, sometido a
convenciones sociales y a consideraciones de conveniencia personal y,
al mismo tiempo, impregnado de un falso sentimentalismo, se convierte
en algo
deforme y ridículo.
Esta parte
de la obra (Segundo Cuadro) ofrece un pequeño espectáculo “buffo”,
en que la acción se hace convulsa – me hace pensar a las antiguas
películas mudas de “tartas en la cara” - dentro de la
representación principal: los personajes se esfuerzan de tener una
conversación respetuosa de las convenciones, pero la incontrolable
inquietud del Novio que intenta alcanzar la carta, contradice
continuamente la compostura formal de esta hipócrita vida familiar.
Además el diálogo entre el Ministro y el Novio sobre el nombre del
perro y el juego de la cuenta de los novios parece anticipar el
teatro del absurdo (no es de extrañar que Beckett y Ionesco
despertarán, en los años siguientes, un gran interés en Tawfīq
al-Ḥakīm).
Al final
llega el Secretario, que, con argumentos extravagantes, logra
persuadir al Ministro de su fidelidad y su lealtad (o, tal vez, el
Ministro no está realmente convencido pero finge creer a su
subordinado
porque necesita no tanto personas leales como aduladores para
permanecer en el poder).
4.
Tawfīq al-Ḥakīm y Chéjov
Martínez Montávez subraya que uno de los autores a quien Tawfīq al-Ḥakīm estuvo más cercano es Chéjov. Efectivamente Chéjov, en algunos de sus cuentos, más que en su teatro, se centra en la estupidez de los burócratas, en la tosquedad de las convenciones, en la actitud social de adaptarse y de someterse a los poderosos, en la arrogancia de los que mandan en distintos niveles y
Martínez Montávez subraya que uno de los autores a quien Tawfīq al-Ḥakīm estuvo más cercano es Chéjov. Efectivamente Chéjov, en algunos de sus cuentos, más que en su teatro, se centra en la estupidez de los burócratas, en la tosquedad de las convenciones, en la actitud social de adaptarse y de someterse a los poderosos, en la arrogancia de los que mandan en distintos niveles y
pertenecen
a una burocracia zarista que muchas veces ejerce su miserable porción
de poder para hacer daño a los que tiene debajo.
Me parece
que hay una sorprendente consonancia de situaciones entra el cuento
El camaleón de
Chéjov y
esta obra teatral de Tawfīq al-Ḥakīm. Sin embargo, Chéjov trata
también de la anulación del empleado de bajo nivel (personaje
típico de la literatura europea, y no sólo europea, entre la
segunda mitad del siglo XIX y el siglo XX) que muere por la ansiedad
insoportable y la imposibilidad
de
corresponder a las expectativas de quien es un poco más poderoso que
él (La muerte de un funcionario público3
y Exámenes para ascender de grado4)
Pues, la
postura de Tawfīq al-Ḥakīm, en el texto teatral de que estoy
tratando, es muy distinta de la del escritor ruso. De la noche a
la mañana es una pieza construida de manera perfecta y “muy
teatral” (aunque no sé si se ha representada), pero es
intencionalmente unidimensional, no tiene las facetas de la tragedia
y de la compasión, además que del grotesco, que están casi siempre
presente en las obras del autor ruso.
Una
especie de “antítesis” de esta pieza teatral del escritor
egipcio es su tragedia El canto de la muerte, en la que la
contradicción estalla en el alma del personaje, no llega del
exterior: por eso, el prejuicio grosero y despiadado se transforma
de un trato en quiebra de la persona que parecía compacta en su
rigidez, en dolor hondo, abismal5.
Esta
pequeña muestra de piezas teatrales de Tawfīq al-Ḥakīm puede
conectarse a lo que dice de este escritor y dramaturgo P.Martínez
Montávez:
Genio
multiforme, aún le quedarán arrestos en los años por venir para
mostrar la ductilidad de su creatividad literaria, su capacidad de
adaptación también a la tónica distinta de cada circunstancia, y
por ello podrá seguir sorprendiendo en los años por venir con otras
muchas facetas de su dedicación teatral siempre inquieta y
novedosa.
(P.
Martínez Montávez, ob. cit., p. 125)
5-
De la noche a la mañana y la anti-política de hoy.
Se me ocurre una última reflexión, que empieza por una pregunta: ¿Podríamos considerar el sentido De la noche a la mañana como algo análogo al sentimiento de rechazo de la política y de todos los políticos que es tan común hoy en día? Creo que muchos italianos y españoles recocerían en esta obra la representación de su ira contra “el poder”. Pero mi respuesta a la pregunta es negativa.
La sociedad a la que se refería el escritor egipcio era muy distinta de las democráticas de los países desarrollados de hoy. Se trata de democracias terriblemente imperfectas, sin duda (y el adjetivo “imperfecto” puede ser considerado un eufemismo). Sin embargo, la responsabilidad de esta “imperfección” es hoy más compartida que en el tiempo en que el escritor egipcio compuse esta pieza teatral, aunque, por supuesto, en diferentes grados, por muchos.
Hoy, gran parte de la ola anti-política (me refiero esencialmente a Italia y España, que conozco
mejor y
además no al movimiento 15M que es muy complejo y tiene muchas
almas) divide la humanidad en dos partes: una constituida por el
pueblo, algo indiferenciado, bueno y víctima de los poderosos
(naturalmente quien piensa así se sitúa siempre entre las víctimas,
prescindiendo de su papel y de su condición social reales); otra
constituida por los políticos (y tal vez por los ricos,
los
burgueses, los dueños de las multinacionales y de otras cosas, los
periodistas, las televisiones etc.) que serían todos igualmente
malvados y manipularían al pueblo inocente.
Yo pienso que el nuestro es el tiempo en que la lucha colectiva tiene que juntarse con la asunción de responsabilidad individual, con la valorización de la individualidad que no es individualismo, con el rechazo de un fácil idealismo que a la vez es regresivo. Por esto estoy de acuerdo con Albert Camus, con lo que él dice en El hombre rebelde6, y no con Jean-Paul Sartre. He descubierto, en esta preparación apresurada para el examen de la Literatura contemporánea árabe, que Camus fue muy leído por los escritores árabes, no sé si también por Tawfiq Al-Hakim. De todos modos, esto me gusta mucho.
Yo pienso que el nuestro es el tiempo en que la lucha colectiva tiene que juntarse con la asunción de responsabilidad individual, con la valorización de la individualidad que no es individualismo, con el rechazo de un fácil idealismo que a la vez es regresivo. Por esto estoy de acuerdo con Albert Camus, con lo que él dice en El hombre rebelde6, y no con Jean-Paul Sartre. He descubierto, en esta preparación apresurada para el examen de la Literatura contemporánea árabe, que Camus fue muy leído por los escritores árabes, no sé si también por Tawfiq Al-Hakim. De todos modos, esto me gusta mucho.
1Para
demonstrar que mi visión de los géneros literarios es fruto de una
larga reflexión sobre este tema y, más en general, sobre el
sentido de la literatura, me atrevo a citar mi propio trabajo que
hice para otra asignatura y lleva el título: “Apuntes para una
breve historia de la concepción de los géneros literarios, con
algunas reflexiones personales añadidas”. Véase el enlace
http://cavallinidandalusia.blogspot.com.es/2012/01/apuntes-para-una-breve-historia-de-la.html
2P.
Martínez Montávez descrive así la personalidad del escritor: “...
espíritu inquieto, pero aparentemente distante y alejado, […]
agudo observador e intérprete de la naturaleza humana, […]
misógino casi impenitente (contrajo matrimonio bastante mayor), […]
genial hombre 'refugiado' en su bastón, en su boina y en su
gato...” (ob. cit., p. 124). Seguramente en el pequeño discurso
de la Novia al Novio, se percibe la “maldad” y la sarcástica,
genial misoginia del autor.
3Véase
el enlace
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/rus/chejov/muerte.htm
4He
repasado estos cuentos que están recogidos en una vieja edición en
italiano en 6 volumenes: Antòn Cechov: Tutte le novelle.
Trad. Alfredo Polledro. Milano 1954. Ed. Rizzoli BUR.
5Este
texto está en consonancia incluso con una parte del teatro griego
clásico y con el de F.García Lorca. Sobre la relación entre
García Lorca y Eurípides, véase el libro de Antonia Carmona
Vázquez: Coincidencias de lo trágico
entre Eurípides y Federico García Lorca.
Prólogo de Manuel J. Ramón Ortega. Colección textos y estudios
humanísticos. Madrid 2003: Alcañiz. Es central el dilema, incluso
en la tragedia de Tawfīq al-Ḥakīm: entre una ley arcaica, que,
por su antigüedad, tiene la cara del destino, y los
sentimientos del individuo que se revelan
de improviso y lo devastan. El autor respeta plenamente las
unidades arístotélicas, en El canto
de la muerte, y eso aumenta la
sensación de opresión y claustrofobia: física, en esta casa
donde llegan los ecos del mundo externo; psíquica, por la clausura
de la madre en la estrecha jaula del perjuicio y de la repetición.
El tiempo y el espacio están fuera de la escena, pero
acontecimientos que llegan de allí bombardean quien está dentro
la casa en compañía de sus obsesiones. Eventos remotos siguen
royendo la vida: el pasado se come el presente y el futuro. Se
podría decir, contra un lugar que se ha hecho común, que a la vez
la memoria es una desgracia, una cadena irracional, para el ser
humano. Otro aspecto interesante es el ingreso de una pequeña,
pero intensa y terrible sugestión lírica en el diálogo teatral:
se trata de una canción que, en contradicción con lo que expresa
con sus palabras, trae un mensaje de muerte. El autor no pone en
escena la muerte, como no la ponían en escena los trágicos
griegos. Esto hace más potente el pathos,
pues es algo opuesto a la pornografía de la muerte, a la mímesis
naturalista y a menudo grosera de la muerte,que domina hoy buena
parte del cinema, de los espectáculos televisivos y mucha
narrativa, no solo de consumo y produce la indiferencia.
6Ahora
este extraordinario libro se encuentra
ahora colgado en internet en traducción española. Véase el
enlace:
http://www.enxarxa.com/biblioteca/CAMUS%20El_hombre_rebelde.pdf
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